lunes, 10 de noviembre de 2014

A llenar la cesta!

Hola!
Cómo se agradece tener un fin de semana más largo de lo habitual y más cuando el día de regalo es un lunes!

El otoño es una estación con mucho encanto. Tengo un amiga que siempre dice que es la más romántica de las cuatro. Lo que sí es cierto, es que es un estallido de colores, olores y alimentos muy interesante.

Esta mañana, la sierra de Madrid se despertaba con un sol espectacular, y por eso hemos aprovechado para hacer uno de los planes más típicos de esta época: ir a por níscalos. Cesta en mano, nos hemos propuesto llenarla. Y tengo que decir que nuestras expectativas se han cumplido y con creces! Han sido cuatro horas andando con la cabeza a escasos centímetros del suelo, pero sólo por degustar unos exquisitos níscalos recién cogidos, ha merecido la pena. 

El níscalo es un hongo comestible, de color anaranjado y muy apreciado en gastronomía por su sabor. Conocido también como mízcalo o robellón, es rico en hierro, magnesio, calcio y otros minerales, además de contener muy pocas calorías. Mi experiencia de hoy aun yendo con gente experimentada, me ha enseñado que no es fácil localizarlos a simple vista. Suelen estar en zonas húmedas y algo camuflados entre los helechos, los tallos de las jaras y los colores propios de esta época. En ocasiones, era necesario escarbar un poquito en la tierra, pero cuando encontrabas uno, había que seguir rastreando porque lo cierto es que aparecían más alrededor. 

Hemos madrugado y la mañana ha dado de sí, incluso hemos parado un ratito a hacer unos ejercicios de meditación. Muchas veces llenamos los días libres de planes para ver a todos nuestros seres queridos, amigos, familia, etc y nos olvidamos de nosotros, tan poco nos queremos? sería ideal parar unos minutos cada día y darle un respiro a nuestro cuerpo y a nuestra mente. 

Y sí, en contra de lo previsto, hemos llenado la cesta a rebosar! Es importante que sepáis que en la recogida de cualquier hongo, hay que ser precavido e ir con gente que nos guíe si no se es experto. Como material necesario, se exige llevar una cesta o algún otro artilugio que permita que las esporas se vayan extendiendo y una navaja para cortar por el tallo y no arrancarlo desde la raíz. 

Y vualá! Dicen los que más saben de esto, que la mejor forma de tomar el níscalo es rehogándolo con un poco de ajo y perejil. Os lo puedo confirmar: estaban deliciosos! Gracias a Kiko, a María, a Pablo y a Gerardo por acompañarnos en nuestra primera vez. Y gracias también a Miguel por regalarme una de las fotos para el post de hoy. 


No dejéis que pase la temporada sin probar esta delicia otoñal! Os invito a acudir a las diferentes jornadas micológicas que se celebran estos días en la sierra de Madrid! 

Mucha salud,
Laura. 


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